Era costumbre en tiempos pasados, a la hora de comprar un caballo, mirarle los dientes para comprobar su estado de salud (de ahí el famoso dicho). Pero algo parecido se realiza hoy en día en humanos cuando se trata de contratarlos para un equipo de fútbol. Tal fue el caso de un defensa francés que jugaba en el Oporto, de nombre Aly Cissokho, y que fue rechazado por el Milan trás haber llegado a un acuerdo de 15 millones con el equipo luso para ficharlo. Según el médico milanista, la revisión médica previa a la firma reveló una malformación dental que podría acarrearle problemas físicos más graves que afectarían directamente a su rendimiento.
Pero es sólo un ejemplo de otros muchos donde los equipos siguen de cerca la salud bucodental de sus jugadores. Así nos lo confirman desde la Sociedad Española de Odontología del Deporte (SEOD). Esta preocupación cobra pleno sentido al constatarse que tanto la configuración de la boca como la higiene bucodental pueden tener una influencia directa en el rendimiento de un deportista, con efectos como dolores de cabeza, fractura de mandíbula, enfermedades cardíacas (endocarditis), trastornos digestivos, osteopatía y problemas musculares.