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Licores y otras hierbas

Como sabe cualquier aficionado a las bebidas alcohólicas, en líneas generales las hay básicamente de dos tipos: las producidas por fermentación (vinos, cervezas, sidras…) y las producidas por destilación (un proceso que aumenta su concentración de alcohol), como serían el vodka, la ginebra, el whiskey, los aguardientes… o los licores.

A veces se le llama licores de forma genérica a todas las bebidas alcohólicas destiladas, pero de forma concreta, los licores son aquellas que se caracterizan por tener un sabor a alguna fruta, hierbas, especias o crema, y una importante cantidad de azúcar que los vuelve dulces al paladar. Algunos licores populares son el licor de hierbas, el licor de manzana, el licor café, las distintas cremas (crema de chocolate, crema de fresa, crema catalana…), el pacharán, el anís (o licor de anís), los ponches, el Baileys (crema irlandesa basada en whiskey), el Frangélico (un licor de avellanas), el Chartreuse, el Cinzano, el Brandy de Jerez, etc… A menudo se incluye además entre los licores a los aguardientes (de caña, de orujo…).

Galicia (de donde servidor tiene la suerte de ser) es una tierra conocida entre otras muchas cosas por sus licores. Un productor reseñable de licores gallegos que hemos conocido hace poco nos ha permitido ponernos al día en la gran variedad y calidad de brebajes que da de sí esta antigua tradición que se remonta a los monjes, alquimistas y curanderos de la Edad Media, o quizá de más allá. El tradicional conjuro de la queimada, realizado con aguardiente de orujo, es uno de los ritos más hipnóticos que pueda haber en torno a una bebida, y da cuenta de las pasiones que levanta este brebaje ancestral.

 

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