Los medios de comunicación, a los que estamos más expuestos que nunca gracias a los dispositivos portátiles, nos bombardean continuamente con informaciones que satisfacen nuestra curiosidad y nuestra sed de entretenimiento. Pero esa exposición puede tener también algunas consecuencias negativas.
Aunque nuestros móviles, tablets y otros dispositivos portátiles pueden ser herramientas útiles, estar constantemente expuestos puede llevarnos a una especie de «infoxicación» o sobrecarga informativa, que puede afectar tanto nuestra salud mental como física. Veamos aquí los 6 impactos negativos que encontramos más importantes:
- Ansiedad y estrés: La gran cantidad de información y la frecuencia con la que recibimos noticias, muchas veces negativas, puede incrementar el estrés y la ansiedad. Con eventos como desastres naturales, conflictos bélicos o crisis económicas destacando en los titulares, es fácil quedarse atrapado en un ciclo de preocupación constante.
- Problemas de concentración: Cambiar de una noticia a otra, saltando entre redes sociales, titulares y vídeos, afecta nuestra capacidad de concentración. La sobreestimulación puede reducir el tiempo que somos capaces de mantener la atención en una sola cosa, haciéndonos más propensos a la distracción.
- Desinformación: Las redes sociales y algunos medios se enfocan más en el impacto que en la precisión, lo que lleva a la desinformación. Las “noticias rápidas” y la sobreproducción de contenido buscan captar la atención del usuario, aunque no siempre estén basadas en hechos verificados, y pueden llevarnos a tener percepciones distorsionadas sobre la realidad.
- Comparaciones sociales y autoestima: En plataformas donde abundan las imágenes de personas exitosas, vacaciones de lujo y cuerpos “perfectos”, es fácil caer en comparaciones negativas. Estas comparaciones constantes pueden afectar la autoestima, y en casos más graves, llevar a problemas como la depresión o la ansiedad.
- Dependencia y adicción: Los algoritmos de las redes sociales y otros medios están diseñados para captar nuestra atención y mantenernos enganchados, lo que puede crear una dependencia. El acto de revisar el teléfono constantemente se convierte en un hábito compulsivo, lo que afecta la productividad y el bienestar general.
- Efectos en el sueño: La luz azul de las pantallas y la costumbre de revisar dispositivos antes de dormir pueden interferir con los ciclos de sueño. Este hábito reduce la calidad del descanso y, a largo plazo, afecta la salud física y mental.
Para mitigar estos efectos, lo primero es ser consciente de que estamos siendo víctimas de ellos. Y una vez concienciados, muchos expertos recomiendan practicar la “dieta informativa” o “higiene digital”. Esto incluye acciones como limitar el tiempo de exposición (podemos por ejemplo escoger horarios específicos para informarnos, o usar apps que nos indican cuánto tiempo pasamos en redes y nos avisan al superar cierto límite). También cabe seleccionar unas pocas fuentes de información y descartar el resto. Y buscar actividades alternativas sin pantallas, al aire libre o en interior, que también nos gusten y contribuyan a nuestra salud y bienestar. Y a desconectar, especialmente antes de dormir. De esa manera, podemos encontrar el equilibrio para beneficiarnos en nuestra vida diaria de los modernos medios de comunicación sin quedar atrapados en sus efectos negativos.